Followers / Seguidores

domingo, 23 de marzo de 2014

Observando estrellas


¿Somos egoístas al desear que la luz de una estrella no se apague nunca?
¿Somos egoístas al desear que su luz nos ilumine a nosotros y a nadie más?

De todas las estrellas que podemos observar en el firmamento, hay una muy preciada para mí. Al observar estrellas en compañía, los ojos de los demás - sus ojos - pasan de largo por encima. Para ellos es una estrella más: si su luz sucumbiese a las penumbras, no temblarían de rabia y de sufrimiento, pero mis fuerzas se desvanecerían.

Lejos de mí y lejos de nadie, rodeada del vacío, oscuro, fría desesperanza, opresión, miedo y muerte. ¿Podría soportarlo yo? ¿Podría volver a soportarlo, solo? No.

Si una noche levantase la vista a las estrellas y no estuviera, ni ahí ni en ninguna parte, y fuera polvo, indistinguible al resto, ¿me quitaría la vida? Su luz no bañaría mi rostro, ni volvería a recordarla.

Si vivo, qué quedaría para mí. La recordaría en momentos de pesar y dolor y pensaría, “¿cómo me sentiría si su luz aún iluminase mis defectos?” “¿Si su luz iluminase mis labios, despertaría mi sonrisa?”. Y temer que, a medida que transcurre el tiempo, fuera olvidándola; y mis recuerdos de su luz se ensombreciesen hasta desaparecer.





¿Soy egoísta?

(Sí, pero no por desear que no se desvanezca, sino al desear que no deje de iluminarme.)

sábado, 15 de marzo de 2014

Recordando sueños


Ya hacen varios días que no consigo soñar nada nítido, o si lo hago no consigo agarrar al recuerdo. Cada vez que me centro en una sensación, en un lugar, en un personaje nuevo con el que he soñado, se empieza a solidificar, pero al quitarle la tapa al boli y clavar la punta en el papel, se vuelve líquido y se me escurre entre los dedos. Puede llegar a ser muy frustrante.

Casi desearía sufrir pesadillas todas las noches y poder recordarlas por las mañanas que no poder plasmar un sueño sobre el papel de nuevo. Casi. Casi porque por mucho que lo piense ahora, por mucho que lo desee, no sería capaz de soportarlo. Cuando despiertas de pronto tras haber notado sus garras apretando y rompiendo en pequeños chasquidos las costillas, sabes que es real, y cualquier pensamiento racional es apartado de lado. Y da igual lo mucho que palpes por debajo de la ropa de dormir, no importa que no sientas ninguna herida; sabes que hace un instante estabas allí y que ahora estás aquí, pero que puedes volver al instante anterior en cuanto cierres los ojos.

Quiero volver a hacer las cosas que recuerdo haber hecho pero que nunca ocurrieron. Quiero rodearme de las personas que conocí y que no han existido. Quiero no olvidar los lugares que he pisado, y que han significado algo para mí. Y lo voy a hacer a vuestro lado.


Bien, antes de comenzar quiero que sepáis que aún no me he decidido si hacer de mis sueños pequeñas historias que irían evolucionando con el tiempo, o emplearlas para otros fines - risa diabólica y malvada - que conoceréis con el tiempo.



Despertar


He estado pensándolo mucho y he decidido reiniciar el blog. La imagen que tenía de él no me convencía mucho, las entradas no definen lo que siento y el blog en sí trasmite un aire de soledad y huele como una casa abandonada que ha desistido a ser habitada.

De modo que voy a empezar de nuevo.

Voy a intentar abrirme más. Mejor dicho, voy a abrirme más. No debo olvidarme de dejar ese intentar fuera de la ecuación,  porque es cuando dudo de si soy capaz o no cuando la semilla del fracaso echa raíces.

El tono y el color iniciales del blog denotaban aburrimiento y neutralidad más que formalidad, de modo que iré cambiándolos a medida que me sienta o piense de manera distinta.

Por último, gracias a todos los que me habéis apoyado y me habéis aconsejado hasta ahora. He conseguido ver las cosas de un modo distinto cada vez, me habéis hecho cambiar cada vez que me sentía triste, y habéis despertado en mí la sonrisa que creí perdida desde hace tiempo.


No he vuelto. He despertado de nuevo.