Woolis y buenas tardes a todos,
después de leer una entrada de Ana, una amiga (dirección a su entrada), he decidido seguir su consejo y dedicar al menos una entrada a los libros.
después de leer una entrada de Ana, una amiga (dirección a su entrada), he decidido seguir su consejo y dedicar al menos una entrada a los libros.
Llevo leyendo prácticamente toda mi vida. Recuerdo que al
principio no lo hacía con entusiasmo, lo veía como unos deberes más, algo que
se sumaba a las multiplicaciones y divisiones del colegio y que restaba tiempo
de jugar y divertirse, que quitaba tiempo de soñar.
Entonces no lo veía como un instrumento para imaginarme
otros mundos distintos a los que vivía de niño. No recuerdo cuando se produjo
el cambio, pero terminó por ocurrir. Recuerdo en cortas secuencias que tenía
compañeros no tan interesados en la lectura o que directamente no leían
mientras pudieran evitarlo.
¿Qué era la vida entonces? ¿Qué era lo que nos mantenía
vivos y creativos y cuál era la clave para olvidar los problemas? Porque no
importaba cuántas veces nos cayésemos, cuántas nos rindiésemos ante un obstáculo,
siempre terminábamos por intentarlo de nuevo, por levantarnos, por aprender a
sortearlo.
¿Cuántas veces viajamos a mundos que no existieron nunca en
nuestras infancias? ¿Lo recordáis? Yo recuerdo haber sido pirata, ladrón,
acróbata, agente secreto… aunque este último no estoy seguro de dónde salió.
Dos árboles de un parque cercano hicieron de mástiles y, algunos años más
tarde, de portería. Los columpios solían ser obstáculos, troncos que colgaban a
pocos metros de aguas infestadas de cocodrilos, o trampas que debíamos
esquivar… Era genial. Lo recuerdo en una mezcla de fascinación y alegría, ¿y
vosotros? ¿Qué soñabais despiertos? ¿Qué imaginabais? ¿Qué llegabais a ver?
Y por fin crecimos. Y dejamos de lado el aprendizaje con
juegos y nos sumergimos en el horror de los estudios, que ahogaban nuestros
deseos de libertad. Para algunos, fueron los libros los que nos aliviaron esa
presión, para otros la música, para otros el dibujo, o las matemáticas, o la
escritura, o la historia, o varios al mismo tiempo… En mi opinión, creo que di
una vuelta demasiado larga para terminar con la lectura y la escritura a tiempo
parcial.
Hace unos párrafos comenté que no sabía con certeza cuando
se produjo el cambio entre leer por obligación y leer por gusto, y es cierto,
pero puedo suponerlo. Por aquel entonces leía todos los libros de la serie de
vapor que se pusieran a mi alcance, hasta que vinieron nuestros tíos y mi prima
a visitarnos. Ella trajo consigo Harry Potter, y de alguna manera me convenció
y para cuando se fue yo ya tenía mi propio libro. No creo que fuera muy difícil
porque ya entonces me apasionaban la magia y las criaturas mitológicas.
Pero fue la incorporación de esta saga al cine lo que me
ayudó a poder leerlo y soñarlo al mismo tiempo. Las palabras dejaron de formar
complicadas frases y compusieron una historia que podía ver y desarrollar sin
tener que cerrar los ojos. Tuve que cambiar a algunos personajes, o bien porque
la primera vez decidí saltarme todas las descripciones largas o bien porque no les había tenido en
cuenta, o porque prefería el aspecto que les habían dado con efectos especiales-
horror :0 -. Los diminutivos que me había inventado de los nombres
impronunciables dejaron de tener sentido en el interior de mi cabeza cuando
escuché la correcta pronunciación de ellos.
Por cierto, ¿alguien que haya leído el cuarto libro de Harry
Potter me puede recordar cómo se llaman esos insectos o lagartos o bichos que
tienen dos cabezas, una delante y una detrás – oh, pleno, no me digas -, una
que era venenosa y la otra no? Creo que las presentó Hagrid en la asignatura
que impartía en los lindes del Bosque Prohibido. Es que siempre se me olvida ;(
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